La
Revolución Bolivariana atraviesa una de las situaciones más críticas desde el momento de su instauración en el país, hace ya 17 años.
Situación crítica que
se manifiesta tanto en lo económico, como en lo social, como en lo político,
que si bien la pone en peligro de retroceso y erradicación, como es la reiterada
aspiración de sus enemigos más enconados: el imperialismo yanqui, la lacaya
burguesía apátrida y el aparataje paraopositor expresado en la MUD; también
constituye, la presente compleja coyuntura, una oportunidad inestimable para la
profundización del proceso revolucionario bolivariano, en la medida en que el
pueblo, como sujeto político y su gobierno, articulemos una eficaz política
de resistencia y de audacia contraofensiva en defensa de la Patria, de los
logros de la Revolución, del gobierno
bolivariano de Nicolás Maduro y del legado del Comandante Chávez. Es decir, estamos inmersos en una situación
prerevolucionaria cuyo desiderátum es, o bien, la reinstauración fascista del
capitalismo depredador o la reafirmación y profundización del socialismo bolivariano
del siglo XXI. Aquí no hay término medio.
Es en este marco referencial, que un gran contingente de comunicadores
populares de todo el país, activados en medios alternativos y comunitarios,
expresivos de las distintas vertientes comunicacionales contempladas en la Ley
de la Comunicación del Poder Popular hemos tomado la iniciativa de promover y
organizar el Encuentro Nacional Insurgente de la Comunicación Popular 2016;
oportuno evento que tendrá dos ejes temáticos centrales, uno concebido en el
marco del debate que está planteado en el país, referido a la contribución
política- comunicacional que desde el movimiento social de la comunicación
popular nos corresponde aportar para la defensa de la Revolución Bolivariana; y
otro, relacionado con la necesidad de activar, de una v vez por todas, la Ley
de la Comunicación del Poder Popular, la base organizativa que se desprende de
ella y su Reglamento; a saber:
1) Política para la defensa de la Revolución Bolivariana desde el
ámbito de la comunicación popular,
2) Impulso de la Ley de la Comunicación del Poder Popular. Avance en
la concreción de su base organizativa y
de su Reglamento.
1) En cuanto a la política para la defensa de la
Revolución Bolivariana Táctica de guerra no convencional
Está claro que los enemigos de la Revolución Bolivariana
consideran que les ha llegado el momento para el derrocamiento inmediato del
gobierno bolivariano y, para tal efecto, tiene orquestada su consabida táctica
de guerra no convencional que combina diversas formas de lucha y que abarca
desde la guerra económica (acaparamiento y desabastecimiento de productos,
alimentos y medicamentos, especulación creciente y desmedida de precios,
enlentecimiento de la producción, bachaqueo y contrabando de extracción,
debilitamiento del bolívar con el dólar paralelo, etc.), la pertinaz
generación de angustia y malestar social, hasta la activación del dispositivo
político constitucional promovido desde la Asamblea Nacional.
Plan que comprende, además, la presión política de la derecha
internacional, la guerra financiera y la amenaza destemplada del gobierno
estadounidense (el Decreto de Obama del 9 de marzo de 2015, declarando a
Venezuela como un peligro para la seguridad de los Estados Unidos, que no es
más que un perverso mecanismo para justificar cualquier acción intervencionista
posterior, como ya lo han experimentado en otros países), y por otra parte, la
guerra psicológica y comunicacional desatada tanto desde el exterior como, por
supuesto, desde el interior del país con toda su carga tergiversadora y
manipuladora de la realidad nacional.
Súmasele a todo este paquete explosivo, las acciones soterradas de
inseguridad promovida por paramilitares y bandas criminales con la función de
sembrar el sosiego, el miedo y el terror en el conjunto de la sociedad.
Es un plan en el que se combinan acciones legales con acciones
desestabilizadoras ilegales, orientadas, todos ellas, a crear la imagen de que
se está ante un país en caos, con un gobierno no apto para gobernar, incapaz
para solucionar los problemas que aquejan a los venezolanos, con miras a crear
las condiciones levantiscas con las cuales avanzar en sus propósitos
insurreccionales, que les permita alzarse con el poder político, en el marco de
los seis primeros meses de este año, 2016, que se han dado de plazo para
concretar tan desquiciante plan, sin parar mientes en las consecuencias que se
le puede deparar a la sociedad venezolana.
Para los adversarios del proceso bolivariano, que han venido
acumulando fuerzas en estos últimos tiempos, particularmente, desde el momento
de la partida física del Comandante Chávez, lo que importa es recolocar a la
burguesía apátrida en el control del país, para facilitarle al imperialismo,
una vez más, el disfrute de las ingentes riquezas nacionales, particularmente
de la renta petrolera, que con el ascenso del chavismo a la dirección de la
nación pasó a ser distribuida con criterios de equidad y justicia, en función
social.
Disputa por la
hegemonía
Frente a este panorama, por demás, sombrío, a las fuerzas
patrióticas les corresponde, asumir, en primer lugar, una cabal comprensión de
la magnitud de la gravedad de la situación planteada, (la posibilidad de que el
fascismo se haga con el poder del país y haga tabla rasa con los avances
democráticos y sociales que nuestro pueblo ha conquistado en estos años de
Revolución Bolivariana) y, en este sentido, impulsar la concienciación del
pueblo como sujeto político para que sea capaz de enfrentar y superar las
contingencias que están por sobrevenir.
En segundo término, entender que hay que imprimirle mayor eficacia
revolucionaria a la acción gubernamental, demostrando de que se es capaz de
solventar las vicisitudes presentes y darle respuestas efectivas a los
padecimientos del pueblo que se percibe desamparado (frente a la escasez, las
colas y el bachaqueo) y acentuar la labor contralora ante la agresión contumaz
del empresariado voraz y ante la labor socavadora de los funcionarios corruptos
y desaprensivos que, dejándose ganar por los antivalores capitalistas, han
perdido la perspectiva del papel que les corresponde en la gestión pública.
Y en tercer lugar, desarrollar las acciones políticas pertinentes
en aras de reconstituir el bloque histórico de fuerzas sociales insurgentes que
le permitió al Comandante Chávez emerger de las entrañas del pueblo para
consensuar la hegemonía que hizo posible los cambios sustantivos y
revolucionarios alcanzados por la sociedad venezolana en estos años de
Revolución Bolivariana.
Bloque histórico social con el que se logró ir construyendo un
nuevo sentido común, una nueva subjetividad, una nueva hegemonía en la
sociedad, fundada en los valores bolivarianos, chavistas y socialistas, hoy,
nuevamente, en disputa por el afloramiento del mensaje regresivo de la derecha
apátrida, cuarta republicana y capitalista decadente.
Comunicación popular
eficaz ante la difícil coyuntura del país
En esta táctica de guerra no convencional, al no tener un carácter
abiertamente beligerante, el ámbito comunicacional ocupa un rol preponderante,
pues, como es harto conocido, esta guerra se libra, básicamente, en la mente de
las personas, apuntando a socavar la identidad nacional de los pueblos, sus
valores patrios, a debilitar la credibilidad ciudadana en sus gobiernos como
garantes de la seguridad y del bienestar colectivo, a insuflarle miedo y
progresiva angustia a las masas, procurando la afectación de la psiquis social,
en fin, a disminuir la confianza en el proyecto-país, agotando la resistencia
popular, y presentando como salida necesaria el señuelo del retorno a la
“democracia en libertad” que no es más que la reinstauración de la tiranía del
capital y la sumisión del país a intereses extranjeros.
De allí la trascendencia de la labor comunicacional en este
esfuerzo colectivo por construir una sociedad y patria libre y soberana; labor
comunicacional en la que la mediática estadal, de eso no tenemos la menor duda,
juega un papel fundamental para contener, resistir y trascender los embates del
poderoso aparato comunicacional de la burguesía local, la derecha internacional
y del imperialismo y en la que, igualmente, la comunicación popular,
alternativa y comunitaria, le corresponde una ejecutoria primordial, de
vanguardia para contrarrestar las campañas mediáticas ideologizantes de la
burguesía, tergiversadoras de la realidad.
Los comunicadores populares que ejercemos el quehacer
comunicacional desde las distintas vertientes en que se expresan los MAC y en
cualquiera otra manifestación comunicacional estamos plenamente conscientes del
papel que nos corresponde en esta hora aciaga en que la canalla burguesa y
mediática han colocado al país, y, en este sentido, con renovado compromiso
militante, dispuestos estamos a construirnos como una fuerza insurgente de
transformación y como auténtico brazo comunicacional de la Revolución
Bolivariana y Chavista, teniendo como inspiración al Comandante Hugo Chávez,
insigne comunicador popular, quien siempre tuvo presente en su práctica
comunicacional el propósito de “informar, comunicar y organizar” al pueblo, en
el marco de la visión estratégica de concebir a la comunicación como una real y
efectiva “artillería del pensamiento”.
Por tal motivo
y en base a las consideraciones políticas precedentes nos proponemos y, a su
vez, postulamos al conjunto de las fuerzas patrióticas revolucionarias, a los
movimientos sociales y al gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro,
las siguientes propuestas que condensan nuestra concepción de la comunicación
que desde el ámbito popular está planteada desarrollar en la presente coyuntura
venezolana:
1) Una comunicación para la defensa
de la Revolución Bolivariana, del gobierno del Presidente Nicolás Maduro y del
legado del Comandante Chávez. En esta hora de definiciones en la que se cierne
sobre la Patria de Bolívar la amenaza imperialista y de la burguesía apátrida decadente,
se impone que los comunicadores populares asuman su quehacer comunicacional desde
una perspectiva de compromiso militante en defensa del pueblo, de sus sueños redentores
y de su sentida verdad histórica.
2)
Una comunicación para estimular y
fortalecer el Poder Popular, en todas sus expresiones orgánicas, baluarte
fundamental surgido de la inventiva y creatividad del Comandante Chávez y
pensado para que se constituya en el soporte del proceso constructivo de la
nueva sociedad porvenir, la del socialismo del siglo XXI.
3) Una comunicación para enfrentar
la crisis, asumiendo a esta, más que como un cúmulo de inmensas dificultades,
como una oportunidad histórica para trascender los problemas del presente
venezolano, y propiciatoria para la continuidad y más concreción de los
objetivos contemplados en el Proyecto-País Simón Bolívar, obra suprema del
legado de Chávez.
4) Una comunicación que, en esta
etapa crítica de emergencia económica y política del país, debe ser asumida por
los comunicadores populares con un carácter y una orientación decididamente
confrontacional con los enemigos del proceso bolivariano, que no están ganados
para el ejercicio de una oposición democrática sino que por sus ansias de poder
y vocación lacayuna y sumisa frente a los centros de poder imperial pretenden
arrasar con el orden constitucional y poner en riesgo la paz y sosiego de la
República.
5)
Una comunicación para incentivar
y promover la cultura del trabajo como factor idóneo para ir superando la
economía rentista y para estimular los procesos productivos en los distintos
sectores económicos que han sido determinados como fundamentales para la
superación de los problemas de productividad y abastecimiento que padece la
economía y el país en su conjunto.
6)
Una comunicación para fomentar la
agricultura urbana y periurbana, en el entendido que este es un mecanismo que
contribuye a aliviar la carga y necesidades alimenticias de las familias así
como un factor propiciador de la interacción y solidaridad comunal.
7) Una comunicación para apoyar,
estimular e impulsar la consciencia contralora en nuestro pueblo; los enemigos
de la revolución han actuado a sus anchas, especulando, acaparando,
enlenteciendo la producción, contrabandeando, etc., y las medidas de control y
vigilancia hasta ahora aplicadas han resultado insuficientes, en buena medida,
a nuestro juicio, porque el control no ha sido ejercido directamente por el
pueblo organizado, por el Poder Popular; de allí que auspiciamos la perentoria
necesidad de que se arrecien las acciones contraloras con la participación
activa y protagónica del propio bravo pueblo, hay suficiente basamento
constitucional y jurídico para sustentar la acción contralora protagónica
popular. En este aspecto es preferible pecar por acción que por omisión, que,
lamentablemente es lo que ha venido sucediendo.
8) Una comunicación para denunciar y
combatir las prácticas corruptas y burocráticas que tanto daño le han hecho al
proceso bolivariano; los corruptos y burócratas, del nivel que sean, al
comprobársele la falta o delito, deben ser expuestos al escarnio público y
duramente sancionados.
9) Una comunicación para reforzar,
enaltecer y defender la simbología bolivariana que la oposición paraopositora
en sus desquiciantes pero calculados propósitos pretende invisibilizar,
banalizar y menospreciar intentando borrar la nueva subjetividad y
espiritualidad bolivariana.
10) Una
comunicación para estimular el ejercicio del espíritu crítico y autocrítico de
nuestro pueblo; ambas son prácticas sumamente necesarias para impulsar el
desarrollo y fortalecimiento del proceso de transformación bolivariano que se
viene adelantando en nuestro país, que se deben animar y en ningún caso
coaccionar siempre y cuando se realicen con intencionalidad constructiva.
11) Una
comunicación concebida para desarrollar con los medios del sistema público
nacional una relación de respeto, solidaridad y complementariedad asumiéndonos
como aliados estratégicos en el esfuerzo común por mantener informado a nuestro
pueblo y en la lucha compartida por contener y anular el mensaje manipulador y
tergiversador de la mediática privada local e imperial.
12) Una
comunicación para abrir y propiciar canales de coordinación y de integración
con los medios de comunicación populares, alternativos y comunitarios actuantes
en los países hermanos nuestroamericanos, en función de establecer redes de
interacción a nivel continental; inspirados en el Proyecto Bolivariano,“la
Patria es América”, cada vez estamos más conscientes del carácter continental
de la lucha de nuestros pueblos
13) Una
comunicación enfocada en el plan estratégico de fomentar la reconstitución del
amplio frente social que en su oportunidad supo construir el Comandante Chávez
(incluyendo, por supuesto, la unidad cívico-militar) y que ahora, en las
actuales circunstancias del país, reviste singular significación para enfrentar
la arremetida imperial y de la derecha paraopositora.
14) Para
el desarrollo de esta intencionalidad y política comunicacional que los medios populares,
alternativos y comunitarios presentes, cada vez más, a lo largo y ancho del
país, en las fronteras, en las comunidades, en las ciudades, en los movimientos
sociales, en fin, en el tejido social venezolano se hace apremiante e
inaplazable la potenciación y fortalecimiento de todas las vertientes que
confluyen en el torrente comunicacional popular nacional; y para ello es vital
tanto el reconocimiento enaltecedor como el apoyo concreto, técnico y
financiero del gobierno bolivariano.
2) Con relación a la instrumentación de
la Ley de la Comunicación del Poder Popular
A todas luces,
es más que evidente que la reciente aprobación de la Ley de la Comunicación del
Poder Popular, el pasado 10 de diciembre, por parte de la Asamblea Nacional y
su promulgación, por el Presidente de la República, Nicolás Maduro, el reciente
28 de diciembre, constituye un logro indiscutible del movimiento social
venezolano de la comunicación popular, alternativa y comunitaria, que ha de
contribuir enormemente con su fortalecimiento y organización.
Fueron varios
los años transcurridos desde el momento en que surgió la idea, entre los
comunicadores y comunicadoras populares del país, de concebir un instrumento
legal que interpretase la realidad refulgente de la comunicación popular que,
al calor de la efervescencia que despertaba el proceso bolivariano, se había
expandido y potenciado a lo largo y ancho del territorio nacional; fue un
trayecto que se alcanzó transitar, de por lo menos, 6 años, a partir del 2009,
caracterizado por avances y retrocesos, encuentros y desencuentros, en el que
surgieron múltiples propuestas y varios anteproyectos de ley, hasta que, por
fin, maduraron las condiciones políticas, anímicas, subjetivas, teóricas que
hicieron posible la concreción de tantos esfuerzos e iniciativas tanto de los
comunicadores y comunicadoras populares, propiamente, como de los diputados revolucionarios
y técnicos legislativos, con lo cual se materializó el ansiado resultado que se
expresa en la promulgación presidencial de diciembre pasado; ahora los
comunicadores y comunicadoras populares, brazo comunicacional del bravo pueblo
venezolano, tenemos Ley: la Ley de la Comunicación del Poder Popular.
El carácter de
pueblo comunicador está reivindicado con nuestra Ley, de cuyas disposiciones
somos sujetos todas las comunicadoras y comunicadores populares, alternativos y
comunitarios del país así como los órganos y entes gubernamentales e instancias
del Poder Popular que tengan competencia en materia de comunicación popular.
Igualmente, la
Ley, nos garantiza y potencia, el derecho a la comunicación autónoma y plural y
está llamada a ser un instrumento fundamental para el fomento y consolidación
de la organización, equipamiento y funcionamiento de los actores de la
comunicación popular, así como para impulsar, promover y fortalecer el
necesario y novedoso Sistema Nacional de la Comunicación Popular.
Sistema que,
como contempla el Art.6, numeral 4 de la Ley, está integrado por el conjunto de
sujetos de la comunicación popular que interaccionan a través de las distintas
vertientes comunicacionales y está conformado por el “Consejo Nacional de la
Comunicación Popular, los Consejos Estadales y Municipales de la Comunicación
Popular, los Medios Populares, Alternativos y Comunitarios, las Unidades de
Producción y Formación para la Comunicación Popular, las Productoras y
Productores de la Comunicación Popular y los Comunicadores y Comunicadoras
Populares”. Instancias estas que es imperativo constituir de tal manera de
avanzar con la activación de la Ley y en, consecuencia, con el desarrollo del
movimiento social de la comunicación popular para que pueda cumplir con su
cometido estratégico de coadyuvante del pueblo venezolano en su esfuerzo
histórico de construir una sociedad justa, soberana y humanista, en la que la
comunicación sea expresión colectiva y libre de cualquier tipo de
mediatización. La activación de la estructura contenida en la Ley pasa por la
elección en términos perentorios, de los voceros y voceras de las distintas
instancias que conforman el Sistema Nacional de la Comunicación Popular.
Con la Ley es
evidente que se abre una nueva fase para la comunicación popular del país,
porque, por, una parte, nutre y dota al movimiento social de una nueva calidad
orgánica, con la cual ha de fortalecerse en términos programáticos y porque,
por otra parte, le permite constituirse en un interlocutor válido, en un actor
social real, efectivo y propositivo ante el gobierno, la sociedad y el Estado.
Pero, al mismo
tiempo, debemos estar consciente que se abre, también, una espita de mayor
confrontación con los sectores empresariales que controlan la mediática privada
del país y con la derecha paraopositora de la MUD que, naturalmente, en el
momento que consideren oportuno, en el marco de la táctica golpista que manejan
para derrocar al gobierno, van a arremeter contra la comunicación popular,
alternativa y comunitaria y contra la Ley de la Comunicación del Poder Popular.
Haciendo uso del control que ahora ejercen de la Asamblea Nacional, es de
suponer que van a proponerse derogar nuestra Ley e imponer una normativa legal
general de la comunicación de acuerdo con sus intereses y con la concepción
ideológica capitalista que tienen de la vida y de la sociedad. Propósito
derechista que debe tener la más recia respuesta de rechazo por parte de los
comunicadores y comunicadoras populares del país, siendo que la única manera de
contener tales designios es con la organización y movilización del pueblo
comunicador, de allí, que esta es otra razón válida para que procedamos a
activar, en términos inmediatos, nuestra Ley.
Así mismo, es de
carácter inmediato la necesidad de proceder a dotar a la Ley de su respectivo
Reglamento, que como sabemos, es un complemento instrumental básico para darle
mayor concreción a los principios y pautas contenidos en la Ley. En este
sentido contamos con una ventaja adicional, que la aprobación del Reglamento no
pasa por la Asamblea Nacional sino que ello es competencia del Presidente de la
República en Consejo de Ministros y allí contamos, eso es seguro, con la
mayoría absoluta.
Compatriotas
comunicadores y comunicadoras populares, este Encuentro Nacional Insurgente de
la Comunicación Popular, como ya hemos señalado es, por demás, oportuno, lo
estamos realizando en momentos cruciales para el país, cuando la derecha local
y el imperialismo están decididos a dar el zarpazo que han venido ansiando y
preparando desde el inicio mismo del proceso bolivariano, la insurrección
contrarrevolucionaria está en puertas, por ello, este evento, ha de
constituirse en un hito para prepararnos, desde el ámbito de la comunicación
popular, para dar la mejor respuesta a las pretensiones de los enemigos de la
Revolución Bolivariana y del pueblo venezolano. Por ello debe ser un Encuentro,
y así está concebido, orientado marcadamente por lo político más que por
inquietudes de orden técnico aunque estas, naturalmente, también deben ser
consideradas.
¡VIVA CHÁVEZ!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA!
¡A DERROTAR A LA
DERECHA FASCISTA Y AL IMPERIALISMO!
¡VIVA EL PUEBLO
COMIUNICADOR!
Equipo organizador del Encuentro Nacional Insurgente
de la Comunicación Popular