La humanidad, en esta
etapa de su desenvolvimiento contemporáneo, se encuentra sometida al rigor de
varias contradicciones, resaltando de entre ellas, en primer término, la que recoge la relación
sistémica capital /trabajo, es decir, la que se manifiesta en la lucha
universal entre la preeminencia de los intereses del capitalismo y la reivindicación de los trabajadores y la
que se expresa, por otro lado, en la lucha histórica de los pueblos por afirmar
su soberanía y defender sus derechos a la autodeterminación frente a los centros imperiales empeñados en
mantenerlos sometidos bajos sus designios.
La región
latinoamericana y caribeña, al igual que el resto de países del llamado tercer
mundo, en los albores del Siglo XXI, ha estado determinada por estas
contradicciones que han dado lugar a intensas y cruentas luchas libradas por los
pueblos a un alto costo de vidas humanas y patrimoniales. Este es el signo de
este tiempo y de todos los tiempos por venir hasta que nuestros pueblos hagan
valer su derecho a marcar el rumbo de su destino.
Revolución Bolivariana vanguardia nuestroamericana
Venezuela, por
supuesto, no ha estado exenta a estas confrontaciones, todo lo contrario, desde
la lucha por la Primera Independencia, con los inicios de la República hasta la
presente fecha, con la insurgencia de la Revolución Bolivariana, liderada por
el comandante Chávez, le ha correspondido ocupar un papel de primer orden, de
vanguardia, en las luchas libertarias de nuestros pueblos. Como diría el
Libertador Simón Bolívar, el pueblo venezolano parecería estar llamado por la
Providencia a estar siempre presente en la posición de vanguardia en la lucha
por la libertad y soberanía de los pueblos nuestroamericanos.
En efecto, con el
advenimiento del nuevo Siglo, el pueblo venezolano inspirado en el pasado
glorioso de la gesta bolivariana independentista y guiado por la orientación
estratégica de Hugo Chávez ha logrado colocarse en una posición de avanzada en
la lucha planteada, a nivel continental, en contra del capitalismo depredador,
del imperialismo hegemonicista y por la instauración de una sociedad socialista
arraigada en nuestras especificidades histórico-culturales.
Con la Revolución
Bolivariana desarrollada en nuestro país, con la que se ha logrado afirmar los
derechos sociales del pueblo a través del rescate y justa y mejor distribución
de las riquezas nacionales, se ha abierto, así mismo, un proceso de integración
de los pueblos latinoamericanos y caribeños que pugna por hacerse irreversible
como barrera de contención al empeño
perpetuo de dominación del imperialismo norteño.
ALBA, PETROCARIBE,
UNASUR, CELAC, han demostrado ser efectivos instrumentos de acción política,
económica y cultural para contener la voracidad depredadora
del imperialismo estadounidense que siente como su ascendencia sobre
nuestros países, otrora concebidos como su patio trasero, ahora se debilita, acentuándose,
de esta manera, la tendencia a la resistencia al imperio y a la afirmación de
la dignidad latinoamericana y caribeña. Y este cambio sustancial, de nuestros
pueblos y países, se corresponde, en lo fundamental, con la impronta de la
Revolución Bolivariana en el escenario continental.
Redominación imperial: destrucción de la Revolución
Bolivariana
Resaltar este hecho
se hace necesario para calibrar en una precisa y clara interpretación la
dimensión de la lucha que tenemos planteada como pueblo y como país, pues, nos
hace evidente que la estrategia de redominación del imperialismo sobre América Latina y El Caribe pasa por la
destrucción de la Revolución Bolivariana.
Hoy por hoy somos
el objetivo primordial de la política intervencionista de los Estados Unidos en
esta parte del mundo, tanto por la necesidad vital que tiene su economía de
garantizarse el control de los ingentes recursos energéticos que reposan en
nuestro subsuelo, como por la función que hemos venido cumpliendo como guía
inspiradora para la lucha de los pueblos hermanos, condición que para la élite privilegiada estadounidense se le hace
imprescindible extirpar.
En estos términos,
la lucha se expresa y se presagia en todos los terrenos habidos y por haber, y
hay que saber llevarla, con sabiduría e inteligencia, como a lo largo de estos
últimos 16 años ha venido siendo conducida por la dirigencia revolucionaria,
liderada por Chávez, en su momento y ahora por el Presidente Nicolás Maduro. El
enemigo que tenemos enfrente es el adversario más poderoso, peligroso y letal
que puede existir, pero no por ello inderrotable, ya otros pueblos han logrado
derrotarlo, a costa, eso sí, de grandes
y heroicos sacrificios.
Zarpazo imperial
El imperialismo en
su intento de doblegar a los pueblos, como es nuestro caso, hace uso de los más
diversos y deleznables mecanismos, desde el accionar político, legal e ilegal,
adelantado por sus lacayos locales, las presiones diplomáticas, económicas, la
manipulación mediática, la guerra psicológica, la subversión guarimbérica, el
golpe de Estado, etc., hasta las medidas extremas como el empleo de
mercenarios, el paramilitarismo, el terrorismo y la intervención militar
directa o indirecta a través de interpuestos actores.
Ya en nuestro país
han puesto en práctica muchos de esos instrumentos desarrollados por y desde
distintos dispositivos, siendo que, en los actuales momentos, tienen puesto el
acento en la desestabilizadora guerra económica, en el propiciamiento del caos
y la angustia social a través del rumor y la violencia inducida, la
participación electoral parlamentaria apuntando a mejorar la correlación de
fuerzas buscando un golpe de Estado parlamentario
como ocurrió, por ejemplo con el presidente Lugo en Paraguay y la presión internacional con el
cognomento de que Venezuela es un Estado violador de los derechos humanos. Múltiples
y diversas iniciativas y acciones que tienen un solo fin, someter voluntades para
socavar y debilitar el proceso bolivariano, preparando
las condiciones para intentar dar el zarpazo final cuya naturaleza
estaría dada por las circunstancias
del momento en cuestión.
Mediática imperial
Entretanto, hay un
eje transversal que como el comunicacional se hace presente en todo el intento desestabilizador
buscando mellar, de manera constante e incisiva, la base social de apoyo y
sostén del Gobierno y de la Revolución Bolivariana y Chavista.
El imperialismo
cuenta con todo un poderoso aparato mediático tanto a nivel local como
internacional, en el que se conjugan desde los más diversos y sofisticados
elementos de la industria cultural, del entretenimiento y el espectáculo, las
agencias de noticias internacionales, los grandes multimedios, las redes
sociales, las empresas privadas mediáticas locales que, evidentemente, disponen
de una sofisticada y avanzada infraestructura y logística tecnológica, pero
también de los otros aparatos ideológicos tradicionales como es el escolar,
cimentado en los colegios católicos y las universidades privadas y en el no
menos efectivo aparato religioso que tiene en la jerarquía eclesiástica una
amplia cantera de cuadros difusores de la ideología del viejo orden de
dominación; la idea que los mueve es moldear la memoria colectiva de nuestra
sociedad, bien a través de los aparatos ideologizantes tradicionales o bien a
través de los modernos medios masivos de comunicación.
En esta relación
del dispositivo comunicacional imperial y lacayo local no debe soslayarse,
además, toda la amplia gama de mecanismos publicitarios (vallas, afiches,
pendones, volantes, panfletos, etc.) comerciales y culturales que en infinitas
expresiones contribuyen a reproducir constantemente la ideología y valores imperiales
y burgueses; el capitalismo se cuela por todos los intersticios de la sociedad
reproduciendo sus valores, para ello cuenta con dos instrumentos sumamente
poderosos y omniabarcantes: el dinero y la mercancía, que son dos valores que
están íntimamente sembrados en la estructura social. Y la noticia convertida en
mercancía se ha constituido, precisamente, en una fuente generadora creciente
de dinero.
En todo caso la
intencionalidad imperial en materia comunicacional está orientada a imponer un
pensamiento único, hegemónico, no contradictorio, en base a una comunicación
unidireccional y unilateral que no se plantea compartir conocimiento ni mucho
menos fomentar un pensamiento crítico sino la confusión de las conciencias y la
ocultación de la realidad, en otras palabras, la recreación de una realidad
virtual y la manipulación sutil y sistemática de una opinión pública favorable a
sus intereses.; la idea es atacar la mente de la ciudadanía para sensibilizarla
hacia sus planes de control y dominio.
Modelo comunicacional bolivariano
Por ello la lucha
por contrarrestar la acción imperial y lacayuna en el plano comunicacional,
desde la perspectiva de la comunicación popular alternativa impresa debe partir
de una visión lo más integral posible del hecho comunicacional, concebido este
no sólo en su expresión mediática sino en su acepción más amplia como relación
social, como manifestación de interacción humana.
Los tanques de
pensamiento imperiales, los llamados thinks tanks, hacen uso de todos las
herramientas que tienen a su disposición con tal de materializar sus políticas
y estrategias, esto lo han aprendido ellos, en parte, de las experiencias de
las derrotas que le han sido propinadas por los pueblos en sus luchas
antiimperialistas, especialmente, la del heroico pueblo vietnamita que recién
acaba de celebrar el cuarenta aniversario
del triunfo obtenido en su lucha por la liberación nacional y contra el
imperialismo estadounidense.
Allí en Vietnam, se
desarrolló la lucha de todo el pueblo, la guerra de todo el pueblo contra el imperialismo, es decir, el genio de
Ho Chi Min entendió, en primer lugar, la necesidad de conformar una amplia
alianza social que permitiera unir a todo aquel patriota vietnamita ganado
para enfrentar al invasor y, en segundo
lugar, hacer uso de todas las armas y formas de lucha y de organización, desde
las más artesanales y primarias hasta las más sofisticadas y avanzadas de la
época, con tal de que fuesen útiles para combatir al enemigo. Así venció el
hermano pueblo vietnamita pero de allí también aprendió el derrotado pero
taimado imperio estadounidense.
A nuestro pueblo le
corresponde prepararse y utilizar todas las formas de lucha y de organización y
aplicando ese principio al terreno comunicacional asumir que debe apelar a
todos los mecanismos, dispositivos, instrumentos, herramientas, técnicas
habidas y por haber para darle la pelea, en este caso mediática y
comunicacional, a quienes pretenden torcernos la determinación que hemos tomado
de ser libres y soberanos; ni más ni menos asumir el principio estratégico de
la guerra popular comunicacional como condicionante para abatir a tan poderoso
enemigo.
Por ello no se debe
subestimar ni marginar ninguna vertiente comunicacional, aún cuando algunas
tengan mayor relevancia o significación que otras en un momento determinado. En
nuestro concepto, allí está la médula del modelo comunicacional bolivariano,
que evidentemente el Comandante Chávez entendió y practicó desde el inicio de
su práctica revolucionaria y más aún cuando ya desde el gobierno adosó el
concepto de pueblo comunicador.
Chávez, comunicador
por excelencia, fenómeno comunicacional del Siglo XXI, apeló a todos los medios
que tenía a su alcance para comunicarse con su pueblo, sin desestimar ninguno;
así como hacía uso o estimulaba el uso
de un megáfono, de un volante, de un mural, de un conversatorio en una esquina,
de una emisora o periódico local, comunitario, alternativo o de su programa Aló
Presidente así mismo estimulaba el acceso a las redes sociales y propiciaba la
creación de TELESUR y de la Radio del Sur; sabiendo aprovechar cualquier medio
para relacionarse y comunicarse con la sociedad. Siempre entendiendo que lo
importante era mantener una relación permanentemente interactiva, formativa,
educativa entre y con el pueblo.
Estamos conscientes
que cada proceso revolucionario genera su propio modelo comunicacional según
sea las condiciones específicas en que se da y el tiempo histórico y el nivel
tecnológico en que se desenvuelve, es así como, por ejemplo, el proceso revolucionario
independentista venezolano descansó su modelo comunicacional en la imprenta
(Correo de El Orinoco y las octavillas) y en la relación boca-oreja (hoy se
hablaría de la popular radio-bemba); y el aleccionador proceso ruso tuvo en el
periódico impreso, un centro generatriz primordial para la organización y la
acción revolucionaria, el desarrollo tecnológico de aquel entonces hacía
impensable el uso de cualquier otro medio, pero, en ese sentido, la genialidad
y el aporte de Lenin, como conductor de ese proceso de transformación
revolucionaria, fue precisar, determinar, el papel relevante que el medio de
comunicación como ente organizador, agitador y propagador estaba llamado a
cumplir en aquel escenario de clandestinidad y de represión extremas. La experiencia
venezolana en ese sentido es muy rica, sólo basta recordar la lucha contra la
dictadura de Pérez Jiménez con la prensa clandestina del Partido Comunista y
los panfletos contra la dictadura de la Junta Patriótica que debilitaron el
régimen y llevaron a decir al dictador: “Papel de imprenta no tumba gobiernos”,
pero él se cayó gracias en buena medida a esos periódicos y volantes.
Una vertiente comunicacional en proceso de extinción
En nuestras
específicas particularidades, en la que se adelanta el proceso de cambio,
teniendo el control del gobierno y de buena parte del Estado y con una
correlación de fuerzas favorables debemos saber hacer el mejor uso de tales
condiciones, desarrollando una acción comunicacional efectiva y eficaz,
haciendo acopio racional e inteligente de todos los recursos y potencialidades
disponibles para interactuar con el pueblo (así es como ahora el mango y la
lechosa se erigen en mediación comunicacional) y para contrarrestar la labor
del fuerte adversario y generar la conciencia crítica en el seno de la sociedad
que haga irretornable el viejo orden de dominación; sin dejar de prepararnos,
desde una perspectiva estratégica, ante un eventual cambio de condiciones y de
escenario que obliguen a desarrollar la lucha de otra manera, las revoluciones
contemporáneas, cada vez más, se planifican no se improvisan ( la experiencia
del 11 y 12 de abril de 2002 debería servirnos de alerta y prevención)
Creemos así lo
entendió, lo predicó y lo practicó Chávez, pero no así lo entienden, ni lo predican
ni practican muchos de los compatriotas a quienes les ha correspondido la
importante responsabilidad de adelantar las políticas públicas y partidistas
relacionadas con el ámbito comunicacional.
La mejor
demostración de esta aseveración la representa la situación en que se
encuentran los medios alternativos impresos que, a pesar del comprobado
compromiso militante con la Revolución Bolivariana de los comunicadores y las
comunicadoras populares que los impulsan, se encuentran expuestos a una virtual
desaparición ante la incomprensión e
indolencia del funcionariado estatal.
Nos resulta ocioso
abundar en las demostraciones de ese compromiso militante de los y las
comunicadores y comunicadoras populares con la Revolución Bolivariana, solo
baste con apuntar que desde antes del insurgimiento del movimiento bolivariano
liderado por el comandante Chávez muchos de los (as) activadores (as) de los
medios alternativos y comunitarios ya tenían una posición de compatriotas resteados
con los anhelos de cambio del pueblo venezolano que, por supuesto, se vino a
potenciar con la aparición del movimiento chavista y su asunción posterior al
gobierno de la nación, lo cual significó
un despertar del pueblo venezolano de ese adormecimiento que estuvo sometido
por varias décadas por la labor desplegada por el imperialismo y sus lacayos
locales temerosos como estaban de que renaciera el espíritu protestario que ya
se había manifestado en algunos momentos
puntuales de la luchas sociales durante el período cuartorrepublicano.
El ascenso al
gobierno nacional del movimiento bolivariano fue el detonante para que aflorara
el ímpetu participativo y protagónico del pueblo del que estaba impregnada la
impronta chavista y junto con ello su deseo de expresarse por tanto tiempo
contenido e invisibilizado. Desde los primeros años de la Revolución
Bolivariana ya en funciones de gobierno, esta estuvo amenazada por el propósito
imperial de derrocarla y ante la situación de debilidad aparente en que se
encontraba, especialmente en el área comunicacional, comenzaron a surgir
numerosos medios alternativos y comunitarios tanto en la ciudad capital como en
el interior del país dando lugar a ese vigoroso y extraordinario fenómeno de la
comunicación popular sin parangón en el mundo que fue otra característica
innovativa de la Revolución Bolivariana.
Este fenómeno de la
comunicación popular en nuestro país surgió sin ningún tipo de afán de lucro ni
interés pecuniario de quienes lo impulsaron, fue expresión, por el contrario,
de la más excelsa disposición de contribuir con la defensa de las aspiraciones
redentoras del pueblo y de la afirmación de los valores de soberanía y de
independencia nacional que encarnaba la gesta liderada por el Comandante
Chávez, quien, por cierto consciente del aporte y de la significación de la
comunicación popular en la lucha de nuestro pueblo, siempre abogó y trazó medidas
para apoyar y estimular su fortalecimiento y desarrollo.
Pero como ya hemos
señalado una cosa proponía el Comandante y otra cosa disponían los encargados
de ejecutarla, tendencia anómala que se reforzó con la lamentable dispersión
que se hizo presente en el seno del incipiente movimiento social de la
comunicación popular, error este que se impone sea superado como en efecto está
siendo, en el caso de la comunicación impresa con la convocatoria del Primer
Encuentro de Medios Alternativos Impresos, para poder solventar la situación de
debilidad en que nos encontramos.
En otros documentos
hemos expuesto los avatares a los que
nos hemos enfrentado los comunicadores populares del país, especialmente los de
la vertiente impresa que hemos tenido que padecer desde los arrestos
burocráticos e indolencias de distintos funcionarios, hasta las desviaciones
academicistas y positivistas en la formación profesional de otros tantos, pero
sobre todo, hemos estado expuestos a la incomprensión y falta de formación de
la mayoría de ellos, para asumir, con las excepciones naturales del caso, del
principio fundamental de la guerra popular comunicacional, de la necesidad paradigmática
de incorporar y activar toda la potencialidad comunicacional del pueblo
venezolano a la lucha y confrontación fundamental en contra del imperialismo y
sus lacayos locales en su deleznable pretensión de truncar la Revolución
Bolivariana y acabar con la voluntad de afirmación de la soberanía nacional y
de integración nuestroamericana del pueblo de Bolívar. Si entendieran este
principio darían muestras concretas de apoyo y solidaridad con la comunicación
popular.
Se pretende negar o
minimizar el papel que desde aquel glorioso 13 de abril de 2002 jugó y juega la
prensa alternativa, cómo desde nuestros medios hemos enfrentados todos estos
años la guerra mediática y a los lacayos medios de comunicación nacionales y
regionales en manos de la oligarquía. La derecha nos teme porque ha sentido y
siente los golpes que les asestamos, pero desde el gobierno funcionarios
plantean ahogarnos, ignorarnos, exhortándonos, en algunos caso que migremos a
internet. No entienden que al debilitar el músculo de los medios alternativos
se está debilitando a la Revolución.
Los medios impresos
han sido condenados prácticamente a su extinción por los altos costos de
impresión, las dificultades para acceder a los insumos requeridos para la
producción de los periódicos, la imposibilidad a la fecha de utilizar la
infraestructura del Estado para imprimir y, especialmente, por la negación a otorgar
pautas publicitarias o a establecer otros instrumentos financieros que hagan
posible la producción de los productos editoriales. Un Estado y gobierno
revolucionario deben atender con prontitud esta situación extrema en que se
encuentra la comunicación popular alternativa impresa venezolana. La
convocatoria de este Primer Encuentro Nacional de Medios Alternativos Impresos
responde, precisamente, a la necesidad de promover salidas a tan angustiante
situación y a la comprensión que debemos articularnos como movimiento nacional
para lograr avanzar en la concreción de los objetivos que tenemos planteados
como parte, que somos, del pueblo comunicador.
Asumimos el llamado del Presidente Maduro a asumir la Ofensiva Comunicacional
El Presidente
Maduro, certeramente, a nuestro entender ha formulado un llamado nacional a
todo el pueblo a incorporarse a una Ofensiva Comunicacional para contrarrestar
la arremetida imperial y de sus lacayos locales en contra del Gobierno Nacional
y en contra del bravo pueblo bolivariano y chavista.
Ha indicado el
Presidente Trabajador que la idea es que se configure en cada Plaza Bolívar del
país, en cada Esquina Caliente un debate público y participativo en torno a los
grandes temas que están en el interés nacional, particularmente, en base a los
artículos que salen publicados, semanalmente, en el periódico 4F, de manera de
concitar al pueblo al análisis y consideración de las políticas públicas, de
los grandes problemas del país, de la situación internacional que en ningún
caso puede escapar de la preocupación reflexiva de los venezolanos y
venezolanas. Loable iniciativa que bien merece nuestro total apoyo pues es un
esfuerzo que vendría a contribuir a la formación política y revolucionaria del colectivo
nacional.
Sólo nos resta
señalar a tan importante llamado de Ofensiva Comunicacional la conveniencia de
incorporar también en dichos debates los contenidos de los periódicos populares
alternativos contentivos a su vez de oportunos y certeros enfoques del
acontecer internacional, nacional y local; claro está, ello será posible cuando
nuestros periódicos puedan entrar nuevamente en circulación. En eso estamos.
¡Los Medios Alternativos Impresos:
Unidos
defendemos y fortalecemos la Revolución!
¡Los Medios Alternativos Impresos:
Vanguardia Comunicacional
Antiimperialista
por la defensa
de la Soberanía Nacional!
Equipo Organizador
Primer Encuentro
de Medios Alternativos y Comunitarios Impresos
Mayo
2015