Por qué una ley de la Comunicación Popular. Por qué no una Ley del Poder Popular
Miguel Ugas
(Vocero de UNAMACI)
Es que acaso estamos en una sociedad socialista? Evidentemente no.
Más bien estamos en un largo tránsito hacia el
socialismo, el socialismo bolivariano, que no está totalmente delineado sino
que se va delineando en ese transitar. Naturalmente con el trazado de líneas
enmarcadoras que van señalando el cauce por cierto trecho y que necesariamente
habrá que ir adecuando en la medida que
el avance interno del accionar colectivo y las circunstancias geopolíticas y la
correlación de fuerzas así lo vaya
determinando.
En este marco habría que seguir hablando de Medios Alternativos
y Comunitarios (MAC), en sus diversas vertientes (impresa, radioeléctrica,
digital, muralística, etc.), cuya actuación debe estar en función de los
objetivos estratégicos que tiene planteado el proceso de cambio bolivariano para
la transformación del país, es decir, la Revolución Bolivariana, que, asumimos,
tiene la orientación o está enfocada hacia la construcción de la sociedad
socialista.
Enfoque u orientación que no puede perder de vista la
realidad existente, diversa, contradictoria, en la que se debate o se expresan
distintas y contrapuestas concepciones de las relaciones sociales. La Ley, que
apunta a reglamentar la realidad comunicacional en el campo popular, no debe
pretender suplantar esa realidad sino, más bien, reflejarla y con ello señalar
los lineamientos estratégicos que orientan el accionar en el trecho que estamos
transitando, en otras palabras, debe ser pensada o concebida para la
transición, como una Ley para la transición, o mejor, para un trecho de la
transición; recoger la realidad para irla transformando progresivamente.
Y qué es lo que tenemos presente en la realidad
actual, a qué se enfrenta el pueblo venezolano en esta coyuntura, pues se
enfrenta a una guerra no oficializada por parte del imperialismo y de la
burguesía parasitaria que está siendo desplazada del poder, hecho frente al
cual, estos enemigos, están haciendo o están dispuestos a hacer hasta
lo indecible por evitar se consolide ese
desplazamiento, o lo que es lo mismo, se materialice o se afirme la Revolución.
Como sabemos dentro de esa guerra imperialista y
burguesa la guerra mediática y psicológica juega un rol fundamental, buena
parte de los “cañones” de esa guerra están concentrados en el frente mediático
dirigidos a afectar la psiquis del pueblo venezolano y a obstruir la concreción
de la Revolución.
En este período los MACs han tenido un papel destacado contrarrestando
el mensaje hegemónico y capitalista de la mediática imperial y privada local y
versionando un mensaje alternativo, contrahegemónico, antisistémico,
bolivariano y socialista, orientado siempre a la defensa de los intereses
populares y de los objetivos estratégicos
del gobierno chavista y bolivariano. Y es allí donde la Ley de la
Comunicación Popular debe poner su acento, en el cómo se contrarresta o se
combate la guerra mediática desde el ámbito popular.
A nuestro juicio, en consecuencia, debe ser una
Ley enfocada al fortalecimiento de los
MAC, en todas sus vertientes, para que cumplan el papel que les corresponde en
esta difícil coyuntura por la que atraviesa la Patria y la Revolución
Bolivariana.
La idea no puede ser ir hacia la eliminación de los
MAC o hacia su debilitamiento que es como sugieren, implícitamente, algunos de
los enfoques que hasta ahora se han presentado.
En estos 16 años de proceso bolivariano han sido los
MAC con sus deficiencias o virtudes los que han estado, en el campo popular, al
lado de los medios oficiales, dándole la batalla a los enemigos de la
Revolución Bolivariana; sería por demás mezquino y hasta contrarrevolucionario
desconocer este aporte cuando lo correcto es valorarlo, claro está en su justa
dimensión, sin pretensiones de protagonismo desmedido, pero al mismo tiempo sin
menoscabar su contribución.
Entonces la idea no puede ser una Ley para sumergir a
los MAC en las instancias del Poder Popular, supeditándolos o mediatizándolos.
No, la realidad es que ese Poder Popular, no está construido, se está
construyendo, en el marco de complejas contradicciones que son expresión de la
lucha de clases presente en la sociedad venezolana.
Por ello, entendemos que los MAC existentes, que son los promotores iniciales de la Ley, que
vienen de un complejo proceso de constitución y desarrollo, que, además,tienen distintos orígenes, respondiendo, siempre, a
las exigencias del combate en contra de los enemigos de la Revolución, deben
ser concebidos, principalmente, como factores coadyuvantes de ese proceso
constructivo del Poder Popular.
Pero no sujetos a él, en primer lugar porque lo
preexisten y, en segundo lugar, porque es necesario preservarlos de las
contingencias que pudiesen sobrevenir, pongamos por caso, por ejemplo, un
Consejo Comunal, cuya mayoría pasa a ser conformada por sectores opuestos a la
Revolución, se le brindará, a esa mayoría, en bandeja de plata el control de un
medio, ya hecho, ya consolidado, que pasará a estar al servicio de un proyecto
político contrapuesto al que encarna el Proyecto Bolivariano; negándose, de
esta manera, la trayectoria y la función de lucha del MAC en cuestión.
Caso distinto, por supuesto, es el de aquellos medios
surgidos y fomentados por instancias del Poder Popular, que, naturalmente,
responderán a las contingencias de la
propia dinámica de lucha generada en la instancia respectiva.
Es decir, en materia de comunicación popular, estamos
hablando, por un lado, de los MACs, algunos de los cuales tienen su origen
anterior a la Revolución, que han sido potenciados por la misma y curtidos al
calor de la lucha por su defensa y consolidación, que están extendidos por
centenares, en sus diversas vertientes, a lo largo y ancho del territorio
nacional y que constituyen por experiencia y firmeza probada, tradición y
definición, su brazo comunicacional popular.
Y, por otro lado, la expresión de la comunicación
popular incipiente, que está naciendo o está por nacer de las instancias del
Poder Popular, que está llamada a cumplir un papel, también, bien importante en
la lucha planteada por la construcción de la sociedad alternativa en ciernes, la sociedad
socialista bolivariana y chavista, hoy por hoy sometida a los avatares de una
encarnizada lucha social y política.
Por tanto, el instrumento legal que está en discusión
debe reconocer la existencia de estas dos expresiones de la comunicación
popular, una ya curtida en la lucha y otra en ciernes, la idea es que se
complementen no que se contrapongan, que se refuercen mutuamente porque ambas
tienen mucho que aportar, junto con la expresada a través de los medios
oficiales, en esta sostenida, incruenta pero decisiva lucha por la hegemonía
cultural, que no comunicacional, que precede a cualquier desenlace de la
confrontación entre los dos modelos antagónicos o concepciones de vida y
sociedad en pugna en la coyuntura venezolana.
En consecuencia, desde nuestro punto de vista, a la
hora de determinar el sujeto de la Ley de la Comunicación Popular deben ser
los activadores de la comunicación
popular, es decir, los comunicadores populares que se expresan
a través de los MACs y los que activan a través de las instancias
comunicacionales del Poder Popular; confluyentes ambos en el gran torrente del
pueblo comunicador, exponente del bravo pueblo venezolano en su conjunto, que
en definitiva es el sujeto político de la Revolución Bolivariana. Por ello,
para ser más precisos, proponemos que la denominación de la Ley sea Ley de la Comunicación Popular, de los
Comunicadores y Comunicadoras Populares.
Ante la
situación de la vertiente comunicacional popular impresa
En cuanto a los MAC Impresos, la situación concreta es
que en su gran mayoría han estado sometidos a un cerco inclemente de las
circunstancias del país y de un sector gubernamental vinculado al área
comunicacional que asume que frente a esas circunstancias (caída de los
ingresos petroleros, escasez de divisas, dificultades para la importación de
insumos para la producción de impresos, especialmente, papel y planchas, etc.)
lo indicado es que la comunicación alternativa y comunitaria impresa deje de
producirse, algo así como “la venta del sofá” en el viejo cuento del cornudo.
Por lo visto, para quienes así piensan, no hay otra
fórmula que la del sacrificio de esta vertiente de la comunicación popular que
a la fecha ha venido jugando un importante papel en la defensa del proceso
revolucionario bolivariano. Salida esta que rechazamos de plano no sólo por la
ligereza en la consideración de la situación sino porque indica falta de
comprensión acerca de la estrategia de guerra que el imperialismo tiene
declarada contra el país, en la que la guerra mediática, en estos momentos,
tiene un carácter esencial que requiere, a su vez, de una respuesta integral
desde la Revolución Bolivariana y del pueblo venezolano; es decir, frente a la
guerra imperial la respuesta debe ser la guerra popular, la guerra de todo el
pueblo en contra del enemigo imperial y de sus acólitos locales.
Entendiendo, por supuesto, que, en nuestro caso, a
diferencia de otros pueblos que han librado este tipo de guerra, en el pasado,
lo han hecho en posiciones, francamente, desventajosas, sin tener el control
del gobierno de sus países; que no es nuestro caso, en el que efectivamente se
cuenta, en esta coyuntura, con el control del gobierno y buena parte de la
posesión del Estado, siendo esta una particularidad del proceso revolucionario
venezolano.
Por ello sostenemos que debemos aprovechar esta
particular ventaja para encontrarle respuestas satisfactorias a las situaciones
adversas que se presentan en el camino,como es el problema de los insumos, frente al cual
desde el gobierno, con voluntad política, siempre se pueden conseguir
soluciones.
La pregunta que habría que hacerse es si es necesario
o no el aporte que, en la guerra mediática planteada, pueda dispensar la
comunicación popular impresa. Si tenemos claro que es imperativo apelar a todos
los esfuerzos y recursos para librar exitosamente esta guerra mediática,
evidentemente, la respuesta ha de ser afirmativa; si no lo tenemos claro,
entonces, no habría nada que debatir.
Nuestra perspectiva desde la Unión Nacional de Medios Alternativos y Comunitarios (UNAMACI), es
que la estrategia revolucionaria debe hacer uso y apelar a todos los recursos
posibles y disponibles para enfrentar al poderoso contendiente que tenemos por
delante, que, por cierto, sabe utilizar y utiliza todos los mecanismos a su
alcance desde los más sofisticados a los más tradicionales.
La Revolución, con más razón, debe saber instrumentar
y articular todas las formas expresivas, desde las más artesanales hasta las
más adelantadas desde el punto de vista tecnológico dentro de la idea de
atender, comunicacionalmente, a todos los sectores que conforman el pueblo
venezolano en todo el territorio nacional, sin dejar a nadie por fuera,
asumiendo, precisamente, que es la guerra de todo el pueblo.
En este sentido, entendemos que no hay que
menospreciar a ninguna vertiente comunicacional, a ninguna forma expresiva,
sólo que, naturalmente, habría que ubicarlas en su justa dimensión. Encuestas
recientes (Hinterlaces, mayo 2015) señalan que los venezolanos tienden a
informarse: el 61 % a través de la televisión, 16% por los portales y redes
sociales, 15% por los medios impresos, 4% por las emisoras radiales; este dato
concreto nos indica que es necesario hacer uso de todas las formas expresivas
dimensionándolas en su presente significación, pero, al mismo tiempo, sin
descartar, estratégicamente, los cambios que podrían operarse en la coyuntura
producto de los vaivenes de la confrontación política.
Tal cual como lo asumió y lo practicó el Comandante Chávez
quien era un “comunicador por excelencia, fenómeno comunicacional del Siglo
XXI, que apeló a todos los medios que tenía a su alcance para comunicarse con
su pueblo, sin desestimar ninguno; así como
hacía uso o estimulaba el uso de un megáfono, de un volante, de un
mural, de un conversatorio en una esquina, de una emisora o periódico nacional,
local, comunitario, alternativo o de su programa Aló Presidente así mismo
estimulaba el acceso a las redes sociales y propiciaba la creación de TELESUR y
de la Radio del Sur; sabiendo aprovechar cualquier medio para relacionarse y
comunicarse con la sociedad. Siempre entendiendo que lo importante
era mantener una relación permanentemente interactiva, formativa, educativa
entre y con el pueblo.”
Esta precisión de conceptos se hace pertinente a la
hora de abordar lo relacionado con el diseño y elaboración de la Ley de la
Comunicación Popular, de los Comunicadores y Comunicadoras Populares en la que
cabe tocar algunos aspectos en los que también tiene relevancia lo referente a
la preservación de la vertiente comunicacional alternativa y comunitaria
impresa.
En torno a la
forma jurídica o forma organizativa de la comunicación popular
Haciendo válido el enfoque de la existencia de las dos
expresiones de la comunicación popular, la de los MACs y la de las instancias
del Poder Popular, ambas apuntando al forjamiento del pueblo comunicador, en esta etapa coyuntural, luce como necesario que entendamos que ambas
expresiones tienen sus formas organizativas específicas , a las cuales
corresponden, a su vez, respectivas formas jurídicas.
Es el caso que en las instancias del Poder Popular, en
los Consejos Comunales, los comunicadores populares cuentan con su forma
organizativa que es el Comité de Medios de Comunicación e Información, como lo
establece el artículo 9 de la Ley de los Consejos Comunales, que a su vez se
agregarán en el Comité de Gestión correspondiente de la Comuna en el espacio
geográfico en la que esta se haya constituido, según lo contempla la Ley
Orgánica de las Comunas; adoptando las formas jurídicas que mejor se adecúen a
las pautas que establecen las leyes del Poder Popular.
En cuanto a los MACs, estos se han venido dando formas
organizativas y jurídicas en base a su propia dinámica constitutiva y a la
necesidad de mejor relacionarse con los entes estadales, en función de la
consecución de los recursos requeridos para su funcionamiento, es así como se
han configurado como fundaciones, cooperativas, firmas personales, asociaciones
civiles, etc., figuras, todas, contempladas y reconocidas por la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y demás Leyes de la República.
En consecuencia lo sensato, atendiendo a las
realidades, al origen y trayectoria de los MACs, es que estos se sigan
orientando en cuanto a sus formas organizativas, en las que han venido
practicando a todo lo largo del proceso bolivariano, que a ciencia cierta han
demostrado su eficacia y ser apropiadas para el cumplimiento de las tareas
y funciones que le corresponden desarrollar como
medios de comunicación aliados estratégicos del gobierno bolivariano en el
esfuerzo común de replicar el mensaje mediático imperialista y lacayuno, de
defender a la Revolución Bolivariana y de contribuir al forjamiento y
desarrollo del pueblo comunicador y a la construcción del Poder Popular.
Con relación a
la agregación u organización nacional y regional
Otro aspecto sustantivo en el tema organizativo es el
relacionado con la estructura nacional y regional como ha de articularse el
movimiento social de la comunicación popular del país a nivel de los MACs. Si
partimos del hecho incontrastable de la existencia de distintas agremiaciones u
organizaciones en las vertientes comunicacionales a nivel regional y nacional,
lo pertinente es que en la figura organizativa que los agrupe tengan cabida
esas expresiones orgánicas de los MACs, tendiendo a que cada vertiente se vaya
constituyendo nacional y regionalmente.
Este planteamiento se fundamenta en que si bien los
MACs tienen propósitos que le son comunes, que ya hemos esbozado, en términos
generales, también es irrefutablemente cierto que cada vertiente comunicacional
alternativa y comunitaria tiene su especificidad, sus problemas y
requerimientos que les son inherentes y que necesitan, por tanto, ser
atendidos, tratados y considerados debidamente y eso es competencia
irrenunciable e indeclinable de cada vertiente. Por supuesto, ello no obsta,
todo lo contrario, para que se constituyan instancias de articulación regional
y nacional que le impriman la necesaria fortaleza, vitalidad y coherencia al
movimiento social de la comunicación popular alternativa y comunitaria del
país, llamado a jugar un papel cada vez más importante en las luchas sociales
del pueblo venezolano y en su proyección hacia la integración nuestroamericana.
En cuanto a las
EPS
Así mismo, en este ámbito orgánico- jurídico, es
necesario fijar posición en torno al planteamiento que han venido formulando
algunos compañeros con relación a la figura de la Empresa de Propiedad Social
(EPS), organización socioproductiva contemplada en la Ley Orgánica del Sistema
Económico Comunal, provechosa disposición, para impulsar la “producción,
distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios” a fin de satisfacer
las necesidades colectivas y el desarrollo endógeno. Sugieren estos compañeros
que esta podría ser la figura legal a adoptar por los MACs.
Gruesa aseveración esta que además de su carácter
reduccionista pasa por alto dos aspectos fundamentales de la realidad
socio-política venezolana: en primer lugar, que efectivamente producto de sus
luchas, el pueblo venezolano del cual los MACs formamos parte indeclinable, ha
conquistado el derecho constitucional al apoyo del Estado para potenciar su
organización y su participación en la vida social y nacional; en segundo lugar,
que es público y notorio el compromiso y la identificación de los comunicadores
populares integrados en los MACs con la Revolución Bolivariana y Chavista, con
su defensa y con el combate frontal, en el ámbito mediático y político, al
imperialismo y a sus lacayos locales.
La comunicación
no es mensurable
Pero, por otra parte, además, es dable destacar como
lo señalan los compañeros del CMCM que la comunicación no es una mercancía, no
es mensurable, es un derecho humano, que en este caso se ejerce con una finalidad
política estratégica y es así, desde esta óptica, como asumimos debe ser
considerada la relación MACs-Estado, como aliados estratégicos que fuerzan la concreción del Estado Comunal
y de la Sociedad Socialista.
Desde esta perspectiva, en UNAMACI, consideramos la
conveniencia de pensar, de repensar, de concebir una figura legal que se adecúe
a las características y naturaleza de los movimientos sociales, en general, que
no tienen por fin la relación mercantil, la compra-venta de su esfuerzo y, en
particular, al movimiento social de la comunicación popular incorporado de
manera integral al avisoramiento y postulación de los valores bolivarianos y
chavistas en la sociedad del porvenir.
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