Adiós y
despido
Pero,
una vez electo, inmediatamente, comenzó a testimoniar su real vocación de agente recalcitrante
del imperialismo estadounidense para la región nuestra americana; tan es así que el propio Pepe Mujica al
observar los primeros movimientos de este personaje, en su nuevo cargo,
enfocado de manera obcecada en contra del gobierno bolivariano y a favor de la
derecha apátrida venezolana, le escribió una determinante y elocuente carta en
la que le manifiesta su rechazo a tan
deleznable conducta y su decisión de romper las relaciones políticas que, por
años, venían manteniendo, despidiéndose con un categórico: “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo
sé irreversible. Por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”.
Pues
sí, sólo repudio merece la conducta de un personajillo como Almagro, a quien,
por cierto, otro de sus paisanos, el laureado comentarista de la televisión
venezolana, Walter Martínez, haciendo uso de un manejo fonético, lo alude como onagro,
equiparándolo con el asno salvaje al que se le asigna tal nombre y que se
caracteriza por un escalofriante rebuznar; siendo eso, prácticamente, lo que
viene haciendo desde que está en la OEA, fungiendo de caporal de las pretensiones
imperialistas estadounidenses.
En
su empeño de querer aplicarle la Carta Democrática Interamericana (CDI) a
Venezuela, este onagro, no se para en mientes a la hora de forjar falsos
argumentos como de que en Venezuela rige
una dictadura, presidida por el dictador Nicolás Maduro, en la que se violan de
manera sistemática los derechos humanos, en especial a los supuestos presos
políticos y en la que el gobierno ha demostrado incapacidad para satisfacer las
necesidades, más básicas, de los venezolanos, razones suficientes, según
sostienen, él, la derecha internacional y la oposición apátrida venezolana,
para que la OEA proceda a instrumentar la CDI, lo cual vendría a ser el
preámbulo de la pretendida intervención yanqui en nuestro país.
Orquestada
acción
Donald
Trump, el recién estrenado presidente estadounidense, haciendo gala de la
inveterada “preocupación” de los gobiernos estadounidenses por la suerte de los
países latinoamericanos y caribeños, ya comenzó, también, a mostrar su
“benevolente preocupación” por la situación venezolana y se ha dedicado a
contactar personalmente o por teléfono a presidentes de varios países, a los
más afines con los intereses yanquis,
planteándoles su visión de que “Venezuela es un problema” e inquiriéndoles, se
entiende, a orquestar una acción común para enfrentar el tal “problema”.
Está
claro que la preocupación del nuevo inquilino de la Casa Blanca no está al
margen de lo que viene adelantando el onagro en la OEA, propiciando la
injerencia extranjera en nuestro país, así como tampoco de las acciones que
realizan tanto la derecha internacional como la venezolana en sus reiterados
esfuerzos por pretender aislar y derrocar a la revolución bolivariana.
Uno
de esos presidentes contactados fue Pedro Pablo Kuzciynski, del Perú, quien
declaró, haciendo alarde de su reconocido rastracuerismo pro -yanqui, que los Estados Unidos no tenían
que preocuparse con Latina América “pues es como un perro simpático que está
durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”, desconociendo, por una
parte, la inclaudicable histórica resistencia que han mantenido los pueblos
nuestroamericanos reivindicando su dignidad y la defensa de las soberanías
nacionales y asumiendo, por otra parte, que Venezuela, es un “problema”; sí, y,
en ello le va la razón, nuestro país, es,
a mucha honra, un gran obstáculo para
los planes de dominación imperialista en esta región del mundo.
Trump,
quien en su discurso inaugural manifestó que los Estados Unidos, durante su
gobierno, no se iban a inmiscuir en los asuntos internos de otros países, en el
caso venezolano, contrariamente, ya ha
dado muestras evidentes de que su real intención es continuar con la estrategia
injerencista que hacia Venezuela caracterizó la gestión de sus dos antecesores,
los inefables Bush y Obama, denotando la verdadera naturaleza imperialista estadounidense,
denunciada tempranamente, hace ya cerca de 200 años, por el Libertador Simón
Bolívar.
Vocación
perruna
No
hay dudas que en América Latina, desde hace años han existido figuras que han
fungidos como perros falderos del imperialismo, que se han desvividos por
demostrar su condición servil, sacrificando el bienestar y el porvenir de sus
pueblos, en aras de demostrar su vocación perruna ante los designios imperiales;
la lista es larga y resultaría extenso enumerarla en esta oportunidad, pero, sí,
hay que remarcar que en la actualidad hay unos cuantos de esos sujetos que
estando al frente de los gobiernos de sus países están más que dispuestos de accionar
en la OEA contra la Venezuela Bolivariana si con ello se congracian, aún más,
con sus amos del norte.
Pero,
como siempre ha ocurrido en estos 18 de período bolivariano, el tiro les saldrá
por la culata, no podrán concretar su show, orquestado por el onagro Almagro,
bien, porque no cuentan con las dos terceras partes de los votos requeridos, pues,
el sentimiento de solidaridad que despierta Venezuela, a nivel continental, es
muy grande o, más aún, porque, como dijo Chávez, aquí tenemos un pueblo con
suficientes cojones que no se dejará arrebatar las conquistas que ha logrado y
está por lograr con la revolución chavista y bolivariana.
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